El bulo de lo BIO
Actualizado: 20 sept 2022
El que desconoce todo lo que rodea la producción ecológica, preferirá siempre decir que lo ecológico es un bulo, una moda, inventada para vender lo mismo del supermercado, pero más caro. Al que no le interesa que compres productos ecológicos, también te dirá lo mismo, pero, ¿Conoces tú en qué es mejor o no, una fruta o verdura ecológica?
Luego de casi cuatro años detrás de nuestro mostrador en la tienda ecológica, quiero comentarte las preguntas más frecuentes que siempre nos hacen. Luego en tus comentarios, mucho me gustaría saber lo que piensas de los productos ecológicos y que haces tú, para ser más ecológic@ y sostenible.

1. ¿La fruta y verdura ecológica tiene más nutrientes que la cultivada convencionalmente?
No hemos encontrado evidencia científica alguna, que demuestre que una fruta o verdura cultivada de manera convencional y otra de manera ecológica sea más o menos nutritiva. La carga nutricional de la fruta o verdura está por genética en cada planta, por lo que, si está en un suelo con riego adecuado y cumple un ciclo normal de desarrollo, ambos deberían tener los mismos nutrientes.
2. ¡Lo ecológico sabe mejor!
Tampoco tengo prueba, ni siquiera propia, de que lo orgánico sepa mejor con respecto a lo convencional. Pero, vamos a olvidarnos de lo ecológico un momento. Si compras un tomate convencional de 3,50€/kg de una buena frutería, te puedo asegurar que va a saber mucho mejor que un tomate de 0,99€/kg. ¿Por qué? Simple, estar más tiempo en la mata sin acelerar el proceso de manera artificial, permite al fruto desarrollarse completamente. Esto, genera muchos costos de producción, que al final se ven reflejados en la calidad y el precio del producto.
Por eso es que la frutería de Juan (que tiene muchos años), a pesar de tener fruta y verdura mucho más cara, siempre tiene clientes, aunque en el supermercado esa fruta cuesta la mitad (o mucho menos cuando está en oferta). Cuando uno compara una frutería ecológica con una como la de don Juan, la balanza de precios se equilibra y la comparación ahí sí, es más justa, porque de por sí un huerto ecológico (según la ley que la regula), debe seguir unas pautas de cultivo más tradicionales, respetando además unos tiempos para la cosecha.
Cada quien sabrá buscar también donde consigue mejor calidad-precio, porque en este valle hay de todo. Una cosa es segura, las cosas hechas con más dedicación cuestan más y así será mientras existamos.
3. Hay que comprar todo lo ecológico, porque es bueno, para mí y para el planeta.
Por tercera respuesta consecutiva, un NO. Una tienda verdaderamente ecológica no debería tener aguacate o mango todo el año, sólo por poner un par de ejemplos y así complacer a millones de consumidores que quieren todo disponible, todo el año. Si como tienda bio quiero fomentar un consumo ecológico, lo primero que debo hacer es compra local (agricultores de los nuestros, esos pocos que les preocupa lo que pasa por ejemplo, en el Mar Menor). No puedo ser ecológico vendiendo piña de Costa Rica y aguacate del Perú que vienen por avión o manzana conservada en grandes cámaras y que llega a España atravesando toda Europa por carretera.
4. Lo ecológico es más sano
Rotundo SI (aplausos al fin). Aquí si decides tú, que llevas a casa y le das a tus hij@s (con la garantía escrita que implica el certificado ECO). Nuestras lechugas vienen con mariquitas, no puede haber modificación genética de las semillas o plantas, los tomates son feos y las manzanas vienen sin cera y no podemos (ni queremos), hacer otra cosa para que se vean hermosas, brillantes y se conserven como centro de mesa por mucho más tiempo.
Los cultivos ecológicos no utilizan fertilizantes químicos, se recurre más al compost y a agentes naturales que ayuden al desarrollo y al control de las plagas. Esto hace que la planta acumule más compuestos antioxidantes para hacer frente a los microorganismos, acumulando propiedades que resultan al final, más beneficiosas para el organismo.
Es normal, que con tanto plástico en nuestros océanos, ya se haya demostrado científicamente que existen microplásticos en la fauna marina y como resultado, en el pescado de nuestro plato. También resulta imposible lavar o pelar una fruta convencional hasta el punto en el que algo de un producto químico, sintético o conservante, no entre en contacto con nuestro organismo, simple.
Por último, ser un consumidor “ecológico” no se trata sólo alimentarte de productos bio, sino más bien, tratar de formar parte desde casa y fomentar una cultura a favor del planeta. No tirar alimentos, no comprar en exceso, reutilizar, reparar, cuidar los recursos, estar conscientes de tu entorno y saber que toda acción tendrá consecuencia hacia las generaciones futuras y hacia el planeta.
Disfruta de las vacaciones, camina, juega, respira y comparte en familia.
¡Te esperamos pronto!